El rey Crotor

Crónicas de Shámsala

¿Cruel? ¿Despiadado? ¿Opresivo? Él no se definiría así y no reconoce ser el verdadero enemigo de su pueblo. Shámsala no necesita que nadie la conquiste, ya tiene a su rey... .

Su nombre es Crotor, rey y emperador de Shámsala. Tirano, vil, asesino, son algunos adjetivos que lograrían definirle solo por encima.

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Tuvo una hermosa reina que le dio un hijo y a la cual encontró un día en su propio lecho real, en brazos de un joven capitán de su guardia. Allí mismo ordenó que al enamorado militar le cortasen los brazos y piernas y que los doctores reales atendiesen para que no falleciese hasta que él lo decidiera.

A ella, a su reina, la encerró en una cárcel en lo alto de una torre del palacio con la única compañía en su celda de los miembros (brazos y las piernas) de su amante. Tanto a la reina como a su hijo los repudió, y fueron eliminados de todo libro real que hablase de ellos, no quedó en poco tiempo ningún manifiesto o vestigio reconociendo que el rey Crotor de Shámsala había tenido alguna vez mujer e hijo.

Al pobre niño que no tenía culpa alguna le echó como quien dice a las hienas. Lo entregó a una mujer de muy baja cuna para que le enseñase el oficio de tabernero.

A partir de entonces mandaba a sus leales secuaces que noche tras noche trajesen a su lecho jóvenes doncellas para deleitarse con ellas; sobra decir que este deleite no era recíproco. Las muchachas llegaban muy temerosas, pero ante lo que suponía una muerte cierta si no accedían a los deseos del inmundo rey, acababan entregándose completamente a la misión de satisfacerle sexualmente.

Al tiempo, Crotor se encaprichó con una de ellas y fue la que eligió para que le diese un heredero, el futuro rey emperador de Shámsala.

Pero esta doncella no le dio un hijo, le dio tres. Una niña y dos niños.